En poco tiempo volaron y yo pensando que aun tenía, me quedé apenas con el mío (todo rayado) en la mano.
Me di cuenta cuando me pidieron unos, y le pregunté a mamá que dónde estaba el otro paquete. “¿Cual otro paquete? Ese era el último” . Y yo me quedé impresionada, tratando de sacar cuentas mentales.
Fue una agradable sorpresa, sí, pero también me da un poco de nervios porque hay que parar este tren, (al que tan bien le ha ido) tantito. Sin embargo ya pronto volveremos con más, eso es definitivo. Todos merecen tener mi libro en sus manos.
*wink, wink*